Dios, Padre nuestro, te damos gracias y te alabamos por tus siervos: Ludovico, Estanislao, Luis y Gregorio. Los llamaste en su juventud a trabajar en tu viña. Aceptaron tu divina llamada y entraron en la Congregación del Verbo Divino para llegar a ser fervientes religiosos y misioneros. Profundamente conmovidos, recordamos su amor a la Eucaristía y su total confianza en ti. Su humildad, bondad, mansedumbre, diligencia, fidelidad y paciencia les permitían ponerse completamente en tus manos. Estos siervos tuyos fueron víctimas de la crueldad de la guerra y derramaron su sangre para permanecer fieles a ti.

Beatos mártires – Ludovico, Estanislao, Luis y Gregorio - intercedan por nosotros para que respondamos a nuestra vocación misionera con celo y dedicación. Inspírennos constantemente para que seamos capaces de afrontar las dificultades y las pruebas de la vida sin quejarnos y de trabajar y sufrir con tenacidad por los demás. Rueguen por nosotros para que perseveremos en nuestro servicio misionero a todos, especialmente a los pobres y necesitados. Lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.